La minería del carbón ha marcado profundamente la historia y el desarrollo del Biobío. Hoy, en el marco de la transición energética, este sector enfrenta grandes desafíos: la reconversión laboral, el impacto social y ambiental, y la búsqueda de nuevas oportunidades productivas.

En este contexto, en un nuevo Ciclo de Charlas CRHIAM, la directora regional del Servicio Nacional de Geología y Minería de la Región del Biobío, Gabriela Miño Velasco, abordó los nuevos retos que tiene la minería carbonífera ante el inminente cambio energético en el que estamos inmersos.

A pesar del auge que vivió la industria carbonífera en Lota y Coronel durante 1860 y 1970, la directora de SERNAGEOMIN, explica que “hoy en día, y desde 2021, la Región del Biobío es la única productora de carbón del país”, concentrándose el trabajo únicamente en las comunas de Arauco y Curanilahue, donde existen 16 faenas productivas y 3 plantas de lavado de carbón.

En términos de producción, la directora puntualizó que “el carbón ha experimentado un gran cambio”, considerando que en 2015 se extrajeron 157.000 toneladas de carbón aproximadamente, mientras que en 2024 la cifra descendió a 17.500 toneladas aproximadas. Baja que también se ha evidenciado en las cantidad de faenas existentes, que en 2012 ascendían a 175, situaciones que se traducen en un panorama complejo para los mineros. Sumado a esto, como país nos encontramos en un proceso de transición energética, condición que Miño señala como “una de las causas por las cuales se ha visto disminuido el mercado en materia de adquisición del carbón”, por medio del Plan Nacional de Descarbonización, que busca la carbono neutralidad.

Para entender esto, la directora de SERNAGEOMIN apunta a identificar la fuente del problema, si es efectivamente la transición energética o en la descarbonización, porque “cuando se habla de descarbonización y vemos a los mineros hablar del problema que enfrentan actualmente, sucede que el Plan Nacional de Descarbonización nunca apuntó a los mineros locales, sino a cerrar las centrales termoeléctricas que se abastecen de carbón, pero el carbón de estas zonas nunca ha abastecido termoeléctricas”. Es por esto que “si bien se asocia la descarbonización al problema actual que viven los mineros, no es una causa directa”, añadió.

Miño explica que los mineros han desarrollado dos formas para reconvertirse: el carbón activado y la leonardita. El carbón activado, que puede ser usado para purificación de agua, de aire, filtros industriales, entre otros. Por otra parte, la leonardita, se extrae de carbones de menor rango, lo que les da características únicas que pueden ser usadas en la mejora y recuperación de los suelos agrícolas y forestales. Ahora bien, también explica que estas soluciones deben tomarse con cautela, ya que no es todo el carbón el que puede ser utilizado para estos dos propósitos, sin embargo insta a seguir buscando formas de poder seguir explotando las reservas de carbón existentes en la zona.