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Verónica Delgado, abogada e investigadora del CRHIAM, comprometida con el Medio Ambiente

Verónica Delgado, abogada e investigadora del CRHIAM, comprometida con el Medio Ambiente

Verónica Delgado, abogada e investigadora del CRHIAM, comprometida con el Medio Ambiente

Verónica Delgado Schneider, ingresó a los 18 años a estudiar Ciencias Jurídicas en la UdeC. Luego de aprobar su examen de grado con la calificación máxima, decidió viajar a Italia a realizar su magister y, dos años más tarde, su doctorado en la Università degli Studi di Roma II, el cual aprobó con la máxima distinción. Actualmente, se desempeña como docente en la UdeC y es investigadora asociada del cluster de Agua y Sociedad del CRHIAM.

Te invitamos a revisar lo que nos contó acerca de sus vivencias en el extranjero, su experiencia profesional en el sector público y en el mundo académico, además los desafíos planteados como abogada en el CRHIAM.

De Concepción a Roma 

-Cuando comenzó sus estudios en la UdeC, ¿hubo algún académico que influyó en su carrera? 

Fueron varios, pero especialmente dos. Por un lado, el profesor de Filosofía del Derecho e Introducción al Derecho, Dr. Jesús Escandón Alomar, con quien trabajé como ayudante más de 5 años. Fue él, quien me reforzaba aquello de ser rigurosa al investigar y que me sorprendía con sus esfuerzos para aplicar tecnologías informáticas en el derecho desde los 90. Gracias a sus recomendaciones, obtuve el apoyo para estudiar mi doctorado en Italia con una beca europea y, afortunadamente, sigo compartiendo con él en la Facultad Ciencias Jurídicas y Sociales de la UdeC.

También, fue muy importante el profesor de Derecho Internacional Público, Samuel Durán Bachler, quien falleció. Sin duda, fue una persona muy culta y amable conmigo. Puedo recordar, que desde mi segundo año de universidad me instó a leer De todo en esta vida y realizar estudios de postgrado.

-Desde 1999 a 2003 estuvo en Roma especializándose, primero en su magister y ya en el 2000 en su doctorado obteniendo la distinción máxima en su tesis titulada “La legitimación activa ambiental en los países del Mercosur”. Bajo esta línea, ¿cómo nace el interés por dedicarse a esta área?

Fue bastante improvisado e intuitivo en ese momento, pero desde el primer año de Derecho tuve inclinaciones hacia el tema ambiental. Incluso, tomé ramos complementarios en Biología. Sin embargo, creo que lo que realmente me hizo decidir por este ámbito fue leer y oír en conferencias a profesores que decían que en Derecho Ambiental “estaba todo por hacer” y que esta nueva rama planteaba el desafío de cambiar ciertas reglas vigentes por siglos.

-¿Por qué decidió especializarse en Italia?

Para mí, no había mejor lugar para estudiar un postgrado que no fuera Italia; la cuna del Derecho. Y, además, un referente en el cuidado del medio ambiente.

En la UdeC ya se conocía la excelencia y los avances de Italia, ya que por la colaboración con este país se concretó el EULA, el primer Centro de estudios ambientales en el país. En todo caso, debo confesar que el primero en irse fue mi pareja José Luis Diez y yo me fui siguiéndolo.

-Usted vuelve a Chile y desde el 2002 al 2005 se desarrolló como Fiscal de la CONAMA en la Región del Biobío. ¿Cómo vivió este proceso?

Haber formado parte de la CONAMA me llena de orgullo y buenos recuerdos. Realmente tenían razón aquéllos que decían que “estaba todo por hacer”.

Chile tenía una ley y a la CONAMA; una institución que sólo coordinaba a muchos otros organismos en el SEIA y que ni siquiera podía fiscalizar y menos clausurar una actividad dañina.

Se trataba de avanzar pero sin muchas herramientas. Lo ambiental no estaba en la cultura de muchos y las exigencias ambientales se miraban como una limitación al crecimiento económico, que era lo único que prácticamente importaba.

Esta experiencia fue un desafío estimulante. Pasar de los libros a la práctica, a esta dura realidad fue un aprendizaje vital, que me hizo ser realista y práctica en lo que investigo. Pero quizás, lo que más me marcó fue la oportunidad de trabajar con profesionales de muchas áreas, de los cuales aprendí otra manera de ver los problemas.

-Como Fiscal de la CONAMA, ¿qué casos marcaron un antes y un después en su desarrollo profesional?

Creo que me marcaron los casos del relleno sanitario en Chillán, Patagual y el terminal Abastible en Lenga.

Me quiero detener en el de Patagual, un hermoso lugar dedicado al cultivo orgánico, donde se tuvo que aprobar un relleno debido a que el plan regulador de Coronel permitía actividades productivas molestas y peligrosas en el sector.

Ver la cara de los vecinos cuando se enteraban de que, por muchos años, el plan regulador de su comuna había permitido esas actividades y que ellos no participaron en esa decisión, me acongojó. Por esta razón, he seguido trabajando en planificación territorial, en cómo mejorar la participación ciudadana y en cómo hacer que estos instrumentos respeten la vocación ambiental de algunos territorios.

-Como abogada en la CONAMA fue parte miembro del Comité de Coordinación del Proyecto PNUMA-GEF- CONAMA “Bases para el marco nacional de bioseguridad de Chile”. Allí se describió la situación respecto a las iniciativas, destinadas a mejorar la bioseguridad y la inserción social de la biotecnología, considerando un eventual escenario futuro de apertura comercial a los OGM. ¿Cuáles son sus apreciaciones?

En este tema me llevé grandes decepciones. Desde el gobierno de la época (2003) se trabajó arduamente en este proyecto, en cómo debía Chile discutir una ley de biotecnología y tomar medidas de bioseguridad. Y, también, en determinar si se aceptaban o no cultivos agrícolas o salmones transgénicos etc.. Hubo falta de transparencia en varias decisiones y en definitiva esa ley nunca llegó.

Publicaciones

-Conocemos que cuenta con publicaciones en Chile y el extranjero. ¿Nos puede adelantar algo sobre el trabajo que está desarrollando en este ámbito actualmente?

Actualmente, trabajo en dos temas apasionantes. El primero, se refiere a los mecanismos para exigir la reparación del daño ambiental cuando fracasaron las herramientas preventivas. En esta temática, soy partidaria de que cualquier ciudadano pueda presentar una demanda, lo que se llama acción popular, es decir cualquiera del pueblo como decían los romanos.

Y, el segundo, se refiere a qué instrumentos jurídicos de carácter ambiental debiésemos tener para mejorar la gestión del recurso hídrico, incluyendo una mirada conjunta de las aguas superficiales y subterráneas. Ambientalizar el derecho de aguas chileno.

Jurisdicción de los recursos hídricos

-En lo jurídico, ¿cómo ve al país en legislación de los recursos hídricos?

Como un país que necesita una reforma importante de fondo y no de parche, como lo fue la reforma al Código de Aguas de 2005. Allí quedó claro que hay ciertos recursos que, aunque son necesarios para el crecimiento económico del país, no pueden seguir siendo administrados como bienes privados.

-¿En qué podríamos mejorar?

Todo pasa por un cambio cultural, que estamos lejos de alcanzar, pero deberíamos cambiar de manera urgente nuestra Constitución y nuestras leyes para asegurar realmente que las generaciones futuras puedan disfrutar de un ambiente saludable, equilibrado, con zonas destinadas exclusivamente a la preservación.

Considero que debemos mejorar nuestra institucionalidad en materia de aguas y biodiversidad. Es imprescindible además inyectar recursos en investigación en el área y crear estrategias, en las que científicos y los que toman decisiones conversen para que las políticas de Chile en materia hídrica, en energía, en biodiversidad, en la actividad agrícola y mineras estén coordinadas y sean consensuadas por la mayor cantidad de sectores posibles.

Docente en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UdeC

-Desde 2002 se integra como docente en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UdeC, ¿cómo ha sido la experiencia de dictar clases?

Bastante gratificante cuando me encuentro con alumnos entusiastas, capaces, cultos, que se encantan por el derecho. Trato de enseñarles desde la experiencia, con casos reales y que ellos mismos traten de proponer mejoras al sistema.

Una de las misiones que me he fijado es formar a una nueva generación de abogados, que espero consideren la variable ambiental en cualquiera sea el área en la que se desempeñen en el futuro.

-¿Qué consejo usted le daría a los jóvenes de derecho que se interesan por esta área?

¿Un consejo? ¡Varios les doy! Pero el más importante es que seguramente esta especialidad les dará muchas satisfacciones al ver cómo se avanza en la protección de un bien como el ambiente, cuya buena o mala calidad nos afecta a todos. Y que, como yo lo oí, está “todo por hacer”, de tal manera que puedan investigar, trabajar y aportar desde el derecho ambiental penal, civil, tributario, entre otros.

Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería, CRHIAM

-Usted pertenece al cluster de Agua y Sociedad. En esta línea, ¿cuáles son los desafíos que se han propuesto para el 2016?

Para este año, junto al profesor Arumí, estamos trabajando en la protección de las aguas subterráneas, específicamente en el área de protección de las captaciones de aguas subterráneas, especialmente cuando son fuentes de captación de agua potable y en la protección de lagunas y humedales.

Por otra parte, con los profesores Barra y Figueroa trabajaremos en la calidad del agua, especialmente del Biobío, siempre desde la óptica del Derecho Ambiental. Y seguiré trabajando, con los otros abogados del CHRIAM, en revisar los conflictos en Tribunales por el agua y los mecanismos de solución.

-¿Cuál es el potencial que cree que tiene el CRHIAM en esta área del derecho del agua?

El mejor, pues con la mirada integradora que el CRHIAM tiene, somos capaces de proponer que nuestras normas mejoren considerando la variable social, económica y ambiental. Hay una valiosa retroalimentación entre biólogos, químicos, ingenieros, sociólogos etc. El CRHIAM debe analizar el hoy, pero proponiendo soluciones pensando en el Chile del mañana.